- La institucionalidad del conocimiento (o de la ciencia entendida como scientia) en Chile debe basarse en un sistema basado en la evidencia (no en la intución) con estudios regulares, serios y bien logrados sobre la política, mecanismos e impactos del conocimiento nacional. Aquí el rol de nuestra multidisciplina (CTS) tiene mostrados logros en ordenar las orientaciones y develar los paradigmas tras los cuales hacemos (o no) investigación en un país. Es necesario relevar la importancia de la evaluación bajo contexto de nuestro sistema de ciencia y tecnología, y no bajo parámetros antojadizos yvolatiles de convenios de desempeño. Aquí la idea de Jorge Gilbert de carrera del investigador toma fuerza como un estándar nacional para enfrentar el problema de las metricas (y seguir los ejemplos de Francia y Argentina, entre otros).
- Chile merece una ciencia que resuelva problemas locales con métodologías globales. Es decir, requerimos una institucionalidad que premie los trabajos que tengan relación con problemas a escala región y país (crisis del agua y desertificación, exploración de pueblos originarios, problemas de la democracia, diversidad biológica local, etc) pero con infraestructuras y técnicas que hoy la precarización del conocimiento no nos permiten hacer. La institucionalidad y el financiamiento son para poder optimizar recursos que hoy no sabemos si existen, y poder potenciar colaboraciones nacionales, internacionales, inter, multi y transdisciplinares. Aquí la idea de avanzar hacia que el conocimiento sea parte del desarrollo (hacia algo desconocido, tema explicado por el ex-presidente ANIP*) del país es demasiado ambicioso, pero resulta ser un paso en esa dirección.
- Creo que un último punto tiene que ver con dejar en claro que la ciencia y la tecnología son parte (no aparte) de la cultura de un pueblo y que en Chile, está cultura está en hambruna, falta de afecto, como (aprovechando el ejemplo porque estoy en Boston) la hambruna de los irlandeses a medidados del Siglo XIX. Aquí, a diferencia de los Irlandeses, no llegará un país extraño a alimentarnos, pero si a llevarse a nuestros investigadores en una (inminente) fuga de cerebros que hoy no está siendo cuántificada. Los "exiliados" de Conicyt se ven obligados a hacer sus carreras afuera de Chile y no poder retornar en un país en que requerimos tenr más investigación, porque tenemos preguntas que otros países (a escala local) han respondido o están respondiendo hace rato (en energía, recursos naturales, economía, servicios, urbanización, alimentación y salud y tantos otros temas más).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario