enero 24, 2011

Los cabos sueltos I

En mi vida hay muchas historias que suceden, acontecen, se sienten, cambian y evolucionan y por cierto se cruzan, se cruzan como hilos en una gran ciudad de tiempo y granos de arena que atraviesan los espacios del viento.



Volviendo de la navidad que pase en Rancagua me junte en el metro Universidad de Santiago con mi hermano. Desde mi cumpleaños no nos habíamos visto y nos fuimos echando la talla, mirándonos lo que el tiempo nos estaba haciendo y conversando de buena gana. Cuando llegamos a Recoleta pasamos donde la Cata a comer y conversar. Luego nos fuimos a mi casa, donde tarde llegamos. En la mañana yo saldría a recorrer con Coyaique el cerro por lo que mi hermano se quedaría durmiendo en mi casa y la familia que esta en casa le abriría el portón. Todo un plan perfecto...


Lo que nunca me percate, que al salir a las 6:30 am deje la puerta cerrada con pestillo por fuera. Mi hermano quedo encerrado no solo en sueños, si no en mi habitación. Me contó él que luego despertó y quiso salir al baño. Ya que no pudo uso una de las botellas de mi habitación (cosa que explica por que faltaba una botella) y golpeo más y más. Cerca de mediodía don Oscar escucho tras la música que coloca (rancheras criollas principalmente) los golpes de mi habitación. Abrió el pestillo y mi hermano salio. Lo único que atinaron a decir fue:


- "Puta que es volao tu hermano"
- "Jijiji, es que siempre esta lleno de cosas que hacer"

Continuara...

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