septiembre 07, 2011

La marginalidad de Francisco

Otra noche sin dormir... ¿Porque, si estoy en paro? porque hay cosas que no he hecho en más de tres meses. Una de ellas era darme un tiempo con mi hermano, Francisco, que ha cambiado mucho en estos tres meses y yo sólo me he enterado por mensajes por facebook y por llamadas a más de tres números de celulares. Mi Kiko ya está terminando el colegio (o eso supongo) 



Se me ocurrió (como cada 3-4 días) llamarlo para saber como estaba. Contesto (como hace cada 3 o 4 intentos míos por comunicarme) estaba en el colegio, el José Pedro Alessandri de Recoleta, colegio dos en uno de tres jornadas, donde este año va de noche a "estudiar". [No puedo sentir más hipócrita el uso de esta palabra en este caso, lamentablemente dudo que mi hermano pueda resolver una raíz cuadrada de un cuadrado perfecto y eso me duele, perturba y molesta muchísimo, tanto como la pésima calidad de la educación de nuestro país, solo que se que aquí se requiere voluntad y mucho trabajo para que Francisco aprenda lo que en cinco años no ha querido aprender.] Me dijo, salgo a las nueve y media. Le dije que estuviera bien y que lo quería, mientras caminaba yo por el cerro. 

Acto seguido, le volví a llamar "juntémonos ahora, al salir" le dije. Respondió que ya y me fui a preparar para ello. Buscar la poca plata que queda en casa y abrigarme, colocarme colonia, zapatillas con talco e incluso lavarme los dientes. Veo tan poco a mi hermano, que cada momento que pase con él quiero que me vea limpio y ordenado, quiero que me vea bien. Y fui a buscarlo a Olivos con Recoleta Si, estudiamos a 2 cuadras de distancia y lo veo cada 3 meses. Puede putearme por ello. 

Ya a esa hora, lo veo salir, con su mochila bien puesta en la espalda y más delgado que cuando lo vi la última vez, cerca del aniversario de la muerte de mamá. Se veía más delgado que para cuando salimos en Mayo, a un restaurante llamado Mar Abierto y donde comencé a percatarme de muchas cosas de mi hermano (Entre esas, la brecha cultural que tenemos) . Esta salida, con lo grata que fue, me permitió darme cuenta de muchas cosas más... 



Caminamos por el centro, Av. Recoleta hacia el sur, luego San Antonio y nos vimos rodeados de los "ciclistas furiosos" ya que fue el primer martes de Septiembre. Cientos de bicicletas tomandose la calle y con mi hermano conversando de lo fantástico que es el moverse por la ciudad, recorrimos la entrada del antiguo dpto de él, donde muchas noches me fui a quedar, solo o acompañado en Diagonal Cervantes, a verlo a él, a mamá (cuando estaba) o simplemente a refugiarme de la ciudad en penumbras. Hablamos de la movilización estudiantil, de los paros y las tomas y me pidio que lo llevará a conocer la Toma de Casa Central. Fuimos zigzaguenado en el gamero del centro hasta llegar por Ahumada al núcleo intelectual de nuestra movilización ciudad. 

La radio de la toma estaba mjuy prendida cantando, salude a algunos de los chicos que estaban en la entrada. Al entrar dejamos el pase de Francisco en la entrada y fuimos adentro. Le mostre las obras que aún quedan luego de las 48 horas de Arte por la educación, fuimos al patio Domeyko y nos asomamos a los lienzos del Salón de Honor. Luego le mostre el segundo piso, hasta finalmente llegar a la Cocina donde Italo, Patagón y Churri estaban. Patagón se fue pronto e Italo concentrado picando vegetales para la cena. Churri estaba al fondo, cerca del horno y mi hermano miraba todo con cara de maravilla, de lo nuevo y llamativo, como juguete nuevo, como encantado por la ocupación... cosa que no me extraña dada la marginalidad de la situación. Luego fuimos a comer a Pizza Azzis (como el santo de Kiko, San Francisco de Asis)



Es que, como converse con él ya cerca de dejarlo en su casa, mi hermano Francisco se crío en la marginalidad. La Marginalidad social por ser diferente, como mi largo y sombrío pasado, pero desde una visión menos larga pero más sombría es la historia reciente de mi hermano; Tratado como un paria por no hablar bien, ni ser tan hábil como sus compañeros del Amanda Labarca en sus primeros años de escolaridad, también al margen estuvo cuando vivimos en Santiago Centro, en el Victoria Prieto se refugio ayudando en el kiosko y trabajando en las noches en un par de almacenes en el Barrio Yungay, Luego incluso vivió en la Fuente Mardoqueo (tome esta foto como referencia temporal) durante varios meses luego del desalojo de nuestra casa en Calle Santo Domingo (lo que denomino "la ruptura definitiva del terruño y la familia)  

Posteriormente, cuando volvió a vivir a un marginal conventillo en Barrio Brasil, en compañía de Jorge y mi mamá cada vez en peores condiciones, vivió el hacinamiento en una extrema condición, la insalubridad de un olor a orina por la incontinencia urinaria de mi mamá, los malos ratos y peleas con Jorge y la violencia del lugar. Se dedico en este periodo a pitutear (luego de pelearse con varios de los locatarios de los almacenes) como cobrador de Estacionamiento, pasaba la noche trabajando en la Bomba Shell que había en Av. Brasil, conversaba en la plaza con los cabros, fumaba pitos de desconocidos y mi mamá sufría por no poder bajar la extensa escalera para ir a buscarlo, dado que era consciente que no podría subir luego de eso. Creo que para mi mamá y para Francisco fueron los periodos más oscuros y marginales, siendo este año (2009) el que perdió por no ir al colegio.

Kiko y mamá luego de ello se fueron a vivir al depa de Diagonal Cervantes, gracias a la ayuda del no-papá de él (historia no narrable por internet) y mejoraron sustancialmente sus condiciones. De todas maneras, la salud de mamá empeoro de manera sustantiva y se quedaba dormida a menos de una cuadra, orinada y muchas veces asaltada por poco hábiles ladrones que la dejaban sin celular o las monedas que en el día logro machetear; cosa que luego no me hacia sentido, ya que recibía en ese momento una razonable cantidad de dinero para vivir... la marginalidad de mi madre es otra historia más confusa y no se si la escribiré algún día. Volviendo a Kiko, el en este periodo trabajo en un local de maquinitas, esas no-tan-azarosas maquinas traga monedas que hay en el centro con la Sra Roxana.  



La Sra. Roxana es otro atractor de marginalidad, vive en Cerro Navia y es una "emprendedora local", en un barrio de narcos bien conocido tiene su almacén y fue quien recibió/llevo a mi hermano cuando el quiso alejarse de la precaria condición con la que vivia con Patricia (nuestra mamá, por lo demás) Siguiendo mi ejemplo de "soldado que arranca, sirve para otra guerra" se desapareció por siete meses de cualquier contacto con mis tíos, mi mamá o incluso conmigo. Tiempo después me enteré de sus viajes a Concepción, a Valparaíso, a Puerto Montt y La Serena con el fin de hacer "negocios" para la Señora Roxana o acompañarla en sus compras de maquinas y otras cosas. En Enero del 2010 (seis meses luego de su escape) la Sra. Roxana me llama, luego de una nefasta llamada de Jorge y me lo reencuentro.

Y me reencuentro con un hermano diferente. Su cumpleños 18 y la muerte de mamá son hechos  que nos unieron cerca de dos meses, de forma rutinaria e intensa. De todas formas, su amistad con los travestis-peruanos-o-no-se-que-de-dudosa-etica de Calle Monjitas (los mismos de los programas policiales) me hacía tenerle algo de miedo a mi hermano y su entorno. Luego,cuando llego el momento de dejar el depto de Diagonal Cervantes, él optó por irse a vivir con un tal amigo... a Cerrillos ¬¬ y mis planes de vivir con él funaron cuaticamente. La Marginalidad lo llevo nuevamente por caminos inesperados y comenzó a trabajar de asalariado en un Mc Donalls, donde aparentemente encontró amigos de mejor calidad de los que tiene en el colegio. Luego de eso su amigo lo dejo tirado y debió irse a Maipu (por no querer irse a vivir conmigo) a un cuarto trasero lleno de ratas, que combinaba con noches en un colegio donde, como contó a Luis (Coyaique para que no caigan en confusiones) sus compañeros se pelean con mariposa en la sala de clases si es que alguno le saca la madre al otro...



La fortuna de que su no-padre lo decidiera llevarselo de un ala a su casa en Ñuñoa, y de pasada, cortar su mal pagado trabajo, trae a la vida de mi hermano una enorme grieta en su vida de marginalidad. Una marginalidad que temo le agrada y quiera conservar. No porque la marginalidad no sea una opción valida de vida, si no porque creo que no la merece (en realidad, no se si alguien la merece y me costaría aseverar que alguien es digno de tan mala calidad de vida) no se la merece por que ya le bastó con tener una madre muy enferma, un taxista violento en casa, con los problemas económicos  con la presión social de nacer sin todas las cosas que se esperan de un niño sano; ya le basto de que lo quisieran por lastima y no por la persona que es. Creo que, a pesar de la acomodada y desigualmente-social posición que goza ahora (donde puede recibir un sueldo mínimo en tan solo un día si cumple con una simple tarea hogareña) es un by-pass socioeconomico que resuelve una parte relevante de las carencias de mi hermano, las materiales. 

Pero, lo que me preocupa ahora, quizás más de que tenga un techo, comida y un celular de moda, es que tenga una educación decente (ya ni siquiera buena, pero si decente para enfrentar los desafíos del mundo con críterio y conocimiento) y cariño, cosa que definitivamente lo alejará de la marginalidad por la que años fue rodeado y que traté hoy de entregarle con ratos como esta caminata y comer una pizza en el mejor local de Santiago para ello, regalarle unos Rolls y pagarle el pasaje. Escucharlo, escuchar que piensa de su no-padre, de su nueva vida, de lo que viene después para él, de lo que ha hecho y lo que quiere hacer. Y caminar, caminar en un lugar seguro (más seguro que Cerro Navia claramente) acompañado de suave música y las estrellas una noche de Septiembre... Acompañado de su hermano Martín, ya que el tenía ganas de aguantarme hoy :) Me emociona el mensaje que coloco en su facebook luego de dejarlo en su casa. 


1 comentario:

el constructivismo utópico, la épica delirante

 Porque dejar que las cosas buenas se vayan. O quizás, es tiempo de regresar al texto. 

Hackear el marciano

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