agosto 04, 2014

Como quiero morir

Cuando fue el incidente del columpio, hace ya dos semanas atrás, luego de mis divagaciones caí en la conclusión de como me gustaría morir. Y es en el sol. Me gustaría ciertamente morir cayendo al sol.



Es complejo, se que la posibilidad tiende a cero, pero por lo mismo, no es imposible, solo ridiculamente improvable. La muerte es algo que llega en cualquier instante, en cualquier forma, es un cuerpo que deja de funcionar. Si es un sueño eterno o el desprendimiento de un espíritu dinámico es una reflexión que me tiene ya cansado. Las incertidumbres de la vida alcanzaron un máximo suficiente para querer preocuparme de las incertidumbres de la muerte.

Lo que si, la escena fue en otro columpio, trás la plaza del hoyo en la comuna de Las Condes. La hora: 2:15 a.m. Yo, mi abrigo negro y mi mochila, con un celular con poca bateria escuchando Clean Bandit, Disclosure y Rudimental. Mire hacia el cielo y me golpeo como una flecha atraviesa una manzana. La idea, sublime y horrenda es la siguiente:

Quiero morir en una nave espacial rumbo al sol, (como en un episodio de MAD). Me llevaría conmigo muchas de las cosas más malas y obscuras que el hombre haya hecho, para fulminarlo conmigo en una estelar sublimación, mientras un cuerpo deshidratado por el agobiante y millonesimo calor se vea flotante en un espectaculo de space opera:  En que mis partículas se disocien y me funda en la estrella, haciendo que mi materia constituyente de ese momento combustione un leve rayo más para la tierra, establezciendo una millonesima más de combustible al adulto sol que nos ilumina. Un acto terriblemente poético, que me lleve a no dar vuelta atrás y poder ver, como última escena el pequeño punto azúl de mi origen alejarse, para nunca más volver. Porque la muerte es eso. Nunca más volver.


Hoy debo ir a un funeral de Jeannette, una joven mujer quien conocí hace algunos años en un intento de hacer organización para el postgrado de campus norte. Murío luego de una dura lucha contra el cáncer. También me enteré de la muerte de un chico de injeniería. La vida es realmente frágil y es horrenda la certeza de que todos vamos a morir. Espero hayan tenido la escena de ellos alejandose de la tierra. Pues al final, la muerte es un viaje sin retorno a ella.

¿Y que hacemos mientras los que vivimos esperamos nuestra muerte? 
Jorge Manrique me recuerda algunos versos.

" Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado, 15
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar 20
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera."


Veamos el lado bueno. Como decía "El Gabo", hay que vivir para contarla...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

el constructivismo utópico, la épica delirante

 Porque dejar que las cosas buenas se vayan. O quizás, es tiempo de regresar al texto. 

Hackear el marciano

Hackear el marciano