febrero 21, 2012

Chillan non Stop (Día 1)


Fue un regalo de cumpleaños sorprendente. Eso es el inicio y el final de este relato. Gonzalo Luengo, profesor de inglés, chillanejo e influyente twittero nacional me invito un par de días a su ciudad como regalo de cumpleaños. Cuando estábamos en la Plaza de Chillan Viejo, tomando granizado y frente a el monumento a O'Higgins me confeso que fue un impulso, un desafío, un arranque ofrecerme un regalo. Y de verdad fue algo sorprendente.

Me iba a ir en tren, pero el sueño y las-extrañas-cirscuntancias-de-mi-vida hicieron que no fuera así. Al final me fui en bus desde Santiago, partiendo algo más tarde de lo planificado. Un camino donde los colores cambian de gris a café y de café a verde fueron los que esa mañana de Enero viví.

Al llegar al terminal de Bus Azul pense que me iba a perder, pero no, un muy organizado y preparado Gonzalo me esperaba en el terminal. Un hombre de carácter tranquilo pero de mente dinámica estaba allí vestido como probablemente se viste todos los días. Ni él ni yo sabíamos que teniamos que esperarnos, pero hubo algo que nos causo confianza. Eso y que ya habíamos echado la suerte a lo que fuera este viaje. El objetivo: Conocer Chillan y acercarme un poco a la historia de mi familia, especialmente a la de mi abuela.

Lo primero que me contó camino al hotel fueron las fundaciones que ha tenido Chillan y como a partir de Guerras y terremotos esa ciudad se mantenia ergida y moderna. Luego de ir a dejar las cosas al Hotel Quinchamali (Primera vez que estoy en un hotel con habitación para mi!. I feel so adult) Fuimos al mercado a almorzar. Mi primera imagen de chillan fue también la última: Longanizas. Comí un pastel de choclo con ensalada en un local que atiende un colega de Gonzalo. Yo sorprendido de la calidez del lugar y del agradable ambiente a mercado. Luego de comer unos duraznos fuimos al centro de Chillán a recorrer y conocer. Me mostro los principales monumentos, nos colamos a la municipalidad, conseguí mi mapa (simbolo oficial de mis visitas a una ciudad) y recorrimos la característica Catedral.

Luego tomamos un colectivo, el medio de transporte oficial de la ciudad, ya que nos movimos para casi todos lados en colectivo, hacía Chillán Viejo. Por Avenida O'Higgins nos fuimos a una plaza más rural y calma. Gonzalo mientras me contaba anécdotas del lugar y yo no paraba de preguntar de todo. Me contaba la historia, que conoce muy bien ya que es parte de la Centro de Historia Familiar (de la iglesia mormona), aunque trataba de evitar los spoilers, ya que era parte de lo que recorrería el martes.

El monumento a O'Higgins y Chillan viejo eran hermosos. Un monumental mural en la plaza que creo, también se llama Monumental. Contaba la historia del Libertador de Chile, quien nació en ese lugar. Estaba la antigua casa de su familia allí y un centro cultural que tenia múltiples cuadros y que es una reconstrucción de la Casa de los Riquelme de la Barrera, ya que el resto solo quedaban restos. Retratos, pinturas y esculturas decoraban el lugar y comprendían una clase de historia nacional para todos los lados donde uno miraba. En eso, Gonzalo me mostró un libro que había allí y que rescataba los principales hitos, personajes y lugares de la Historia de Chillan. Eran 3 tomos, pero habían 2 y lo hizo un amigo de Gonzalo allá; Alejandro Witcker, un historiador local. Cuando estaban por cerrar fuimos a la plaza y tomamos un granizado, donde me narro algunas de sus otras aventuras que ha tenido gracias a Twitter.

Nos pusimos a caminar hacia Chillan por la arboleda que hay allí, a eso de las seis nos fuimos a la Universidad del Bio-Bio campus la Castilla, sede Chillán,  donde recorrí las instalaciones, conocí a algunos de los académicos y conversamos sobre Universidad. Un campo grande, lleno de vida, movimiento, conocimiento. Un puente y un fantástico olor a bosque completan la atmósfera del lugar.


Por cierto, he aquí uno de los trabajos genealogicos de Gonzalo allá. 



Nos fuimos en colectivo desde el Campus La Castilla hacia un barrio de Chillan. Liego me mostró una gran iglesia. Estaba ya atardeciendo en Chillan y fuimos a ver el lugar donde estaba la casa de mi abuela.

Mi abuela Rosa nació en Chillan un 13 15 de junio de 1929. Rosa Urrutia, hija de María Urrutia, aparentemente no fue reconocida por su madre al nacer. Su segundo apellido, también Urrutia. Ahora el lugar donde esta indicado su nacimiento, ahora es un estacionamiento y en la calle quedan pocos vestigios de lo que pudo haber. Lo miro un momento y mi cabeza viaja a lo que debió ser Chillan en 1929: Casas de adobe, un pueblo con pocas casas, calles de tierra y un muy lindo campo alrededor. O al menos eso cerca de la casa de mi abuela en ese entonces.

Gonzalo continua la descripción de lo que estudio respecto a la genealogía de mi familia, pero por la hora nos dirigimos raudos a lo que es la Pizzería, donde nos juntamos con Enrique Puentes, amigo de Gonzalo y otro Twittero interesante de Chillan. Nos sentamos en una parte de atrás, donde estaba un VJ y es lejos la pizzería con más onda que he visto. Una especie de evento multimedia, pero con Pizza, gente bonita, estilo y música Chill-out. La comida excelente y la conversación aún mejor. Cuando estábamos terminando paso la Profesora de la cual Gonzalo era ayudante en el ramo de Informática Educativa.

Pasadas las 11 nos fuimos de la pizzería caminando hacia el centro, donde me acompañaron a una farmacia y luego al hotel, en el cual en la entrada aparecio un tipo pasado de copas a pedir plata, un profesor de música, probablemente con muchos dramas y que ahogaba penas con el alcohol. Gonzalo, muerto de vergüenza por la escena que podría presentar eso para mi, cosa que no me llamo mucho la atención, “Son cosas que pasan en Santiago también” le decía y mientras Enrique se reía de la situación. El tipo se fue cuando le pasamos unas monedas y muy avergonzado, se disculpo y nos dejo.

Ya en el hotel aproveche de actualizar mis redes sociales y ver que me llegaron 8 correos de pega en la Universidad. Justo cuando uno se toma unos días más lo requieren en donde esta, o eso es lo que sentí.

Decidí tomarme las cosas con calma. Estaba a 405 kilometros de Santiago y desde ahí poco podía hacer. Mande varios e-mails y disfrute que esa noche tenia una habitación solo para mi en un hotel por primera vez y me quede pensando sobre todo lo acontecido en un movidisimo día 1.

1 comentario:

  1. Hola. No leí nada porque me estresa la letra y el formato nuevo de tu blog. Abrazooo, chaoooo.

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el constructivismo utópico, la épica delirante

 Porque dejar que las cosas buenas se vayan. O quizás, es tiempo de regresar al texto. 

Hackear el marciano

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