diciembre 11, 2010

El anhelo del primer laboratorio

Cuando estaba en el colegio, desde como sexto básico, iba constantemente al laboratorio. Era un espacio crítico de conversación y aprendizaje, donde pelabamos al director de turno, donde se conversaba de política nacional, de lo que le paso a mis compañeros, se tomaba café y se calentaba el agua con un cautín más un sinfín de cosas más. 

Era, para cualquier moralista, un centro de disidencia donde los profes eran personas y amigos y donde muchisimas, verdaderamente, muchisimas veces me solucionaban la vida Juanita, Lidia, Mariette, Jessica y en posteriormente Edith, Pato y Berta. Creo que los mejores momentos de los catorce años de colegio los pase en el laboratorio, donde indudablemente me hacian crecer como persona más que en ningun lado.

Recuerdo la primera vez que entre al lab del colegio. Estaba en Prekinder e ibamos a bailar la trastrasera (lo único aparte de cueca que me toco bailar en el colegio) y nos tenian que arreglar. Las mamás nos llevaron a todos al lab, donde también estaban los "grandes" (gente que desconozco y que debe andar por los 35 ahora) y que la Juanita estaba molesta por que los "niños chicos" estaban puro metiendo mano en el laboratorio. (Fue de esas situaciones caoticas que me rodean desde siempre)

Me acuerdo que allí realice el primer taller de Ciencias y donde me iba a leer las etiquetas de los reactivos. Me acuerdo la primera vez que Jessica me mostro el sodio y me conto que debia estar en parafina por que reacciona con agua y con aire. Me acuerdo que cuando estaba por salir Maria Rita casi me muere con una bomba de sodio y recuerdo el aroma del lab, tan distintivo y que tantos buenos recuerdos más me trae.

Esa disidencia dentro de la institución creo que formo mi carácter (muchas veces excesivo) crítico. A pesar de que ahora es la extensión de la sala de computación, me gustaria poder volver a estar un día en ese lugar, como era antes. Creo que se suma a las cosas que ya no podre volver a hacer. Jessica ya no trabaja en el Cole, Lidia y Juanita estan jubiladas (aunque a la Juani la podria ir a visitar, si la pillo con tiempo) 

Me gustaba sentirme en esa linea de frente, en ese espacio sin tiempo que era el laboratorio, sus mesas cuadradas, el mesón del fondo que tenia de todo y 3 fregaderos, la pizarra al lado de la puerta, el pequeño paso a la oficina de Jessica, los ceniceros y las tazas de café, todas esas tazas de café que acumularon tantas palabras, tantas opiniones en cada sorbo.

1 comentario:

  1. Bueno, creo que ahora entiendo un poco más el porqué de la carrera.

    En base a tu experiencia, creo que pasó algo similar en el colegio. En definitiva lo que queda va más allá de lo cognoscitivo, son una serie de experiencias y sensaciones que nos van moldeando como personas, como entes, como individuos diferenciados dentro de un todo. A ratos tiendo a recordar mucho el colegio, en espacios que, para el Leo de hoy, fueron claves. A ratos con pena, a ratos con nostalgia, a ratos con alegría, a ratos queriendo volver...

    En definitiva el recuerdo es, para entendernos, completamente necesario, especialmente positivo.

    Un abrazo!

    PD: Mi gato se llama Martín (:

    ResponderBorrar

el constructivismo utópico, la épica delirante

 Porque dejar que las cosas buenas se vayan. O quizás, es tiempo de regresar al texto. 

Hackear el marciano

Hackear el marciano