octubre 11, 2010

Un poco de mitología Marciana...





Hace muchos, muchos años hubo en el departamento más alto en Santiago para el año 1988 el encuentro de dos seres mágicos y de aproximadamente 30 años. Cajero automático y la vaquita (cuando era flaca) corría el verano de 1988 y ambos pasaron esas noches (de pasión) de encuentros entre divinidades que forjan los grandes imperios.
Lo que no se dieron cuenta (por que el vino estaba muy fuerte) es que esa noche, dentro de la vaquita habían colocado un embrión intergaláctico. Para que no pareciera tan raro, le colocaron genes del tipo tirado en el sillón y de la vaquita, que gracias a la Lotería intergaláctica, parecida a la Lotería de Borges, había sido seleccionada para cultivar una nueva forma de vida...

Paso el tiempo y gracias a el seguimiento de los satélites invisibles (mejores que lo de EEUU), vieron como el cultivo crecía desde la NAVE NODRIZA. Desde allí usaban su láser para simular antojos y deseos, invocar malestares y esto, cuando supo Cajero automático (del aparente embarazo de vaquita) termino escapando hacia Arica por 3 años. Vaquita no lo volvió a ver hasta el 2003...

Mientras, dentro de ella se gestaba el más siniestro y universal plan para una nueva raza en la tierra.

Vaquita tomo por primera vez su forma de vaca, estilizándose, tomando curvas de hiperboloides y anchando sus caderas, cual futura madre. En su familia no fue muy bien recibida la noticia de tener un chiquillo en el mundo, soltera y sin cartón. Cosas que trajeron las desilusión mientras los marcianos desde el cielo jugaban con vaquita. Aquí vaquita se sintió profundamente sola en muchas ocasiones, pero sus ganas de ser madre y su determinación pudieron permitir que el plan alcanzará los 9 meses necesarios de cultivo.

Cuando llego Octubre de ese año vaquita se emociono. La flor, su madre, ancha y suave, amorosa y manipuladora, le llevo a un servicio medico a la altura de este nacimiento, la clínica cordillera. Ahí estaban los marcianos infiltrados para asesorar en todo lo necesario el día M. Las horas se acortaron y con sus láseres y artefactos indujeron la correcta estimulación de la preciosa carga de vaquita.

Finalmente, para permitir el correcto nacimiento, se hicieron algunos arreglos, como sacar votos del SI, adelantar la primavera y hacer de ese día un hermoso paraíso en tierra para vaquita y su familia. Al final la noche del día conjugado llego. Estuvo 4 horas en trabajo de parto ya que la criatura tuvo la genial idea de enredar su cuello con el cordón umbilical, la que muy sabiamente uso sus poderes, se coloco de un tono azul-violeta y logro desligar hasta el más tenso nudo de esa habitación, soltando su cabeza de esa trampa.

23:29:31 y el chico salio. Los marcianos estaban felices de la obra realizada.

Ya cuando fue de día llevaron al chico de pelo color rojizo y ojos castaños (sólo por efectos del exceso de sol) con orejas grandes (RADARES!) y que se movía mucho, quizás demasiado... Lo pusieron en esas camas de guagua, miro el televisor, se puso en cuclillas. Miro a su madre, su madre lo miro y con los puños sobre la almohada, comenzó a oscilar...

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