El viernes caí en el piso, casi no me podía mover. Luego de la ayudantía no quería más guerra y mi cabeza no quería definitivamente más. Tenia 38,6ºC y tenia puntadas por todo el cuerpo y solo la fuerza para cerrar los ojos y acurrucarme en algún lugar...
Las reacciones de varios fueron inmediatas. Camilo me presto su mantita, Mickey trato de conseguirme algún remedio. Nacho quería puro verme y Tomás me acompaño a casa. Yo en la oficina de LODMEC apenas tuiteaba y estaba apoyando mi cabeza sobre mi chaqueta de jeans. El dolor era intenso y el calor profundo. Lau se preocupo de servirme algo de bebida y a pesar de estar en la peor posición del piso recostado todos fueron muy cuidadosos con no aplastarme. Yo solo respondía con comentarios automatizados y frases algo prehechas. Una cochinada viral me tenia casi sin fuerza y todo habia comenzado con un simple dolor de garganta.
La gripe me enoja, pero como me dijo Nacho, solo es culpa mía y debo tragármela como los comprimidos que nos hacen sentir mejor. Callarme y seguir bebiendo todo el jugo hasta eliminar todo el bicharraco de mi y solo dejar en mi sangre el antígeno que me protegerá hasta la siguiente mutación.
Este me dio repentino y fuerte y eso no me gusto. Fue así de fulminante como que comenzó como una comezón en la garganta luego de una inhabitual ducha de viernes en la mañana y avanzo como un dolor de cabeza en síntesis y tercianas en cristaloquímica. Me arme de valor para enfrentar así la ayudantía en la cual mi concentración me permitió olvidar por 100 minutos la cuestión. Una tregua que caro costo por que en menos de 10 minutos me encontraba tirado en el piso de la radio, acurrucado mientras me llegaba el sol.
La gripe eso si me mostró gente con la que cuento y que no cuento habitualmente, no son los primeros que se me vendrían a la cabeza necesariamente cuando tengo un problema pero si, son quienes toman la iniciativa de preocuparse por mi y que definitivamente creo que no se agradecer. Una lección que me entrega un no-organismo sobre las personas que me rodean y que a veces, de suon, simplemente las dejo pasar como esta gripe que paso.
Lección: Debo valorar más a mi gente y no culparla de mis culpas.
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