Con Claudio, desde que lo conocí en Concilio VIII me llevo muy bien, también con su mejor amigo Alex, aunque admito, soy bastante más cercano a Claudio. Sus historias de verdad me dejan asombrado y sus aventuras tienen un dejo Quijotesco que es envidiable. Las pocas juntas con él, quizás por esto, son en situaciones bien especiales... y algo locas. Tanto una carrera como una celebración patria son buenos motivos para embarcarme junto a él en la aventura y recorrer los parajes de Santiago con una mirada profundamente ñoña. Dos aventuras, con un mismo compañero... ( y las cuales de puro pajero no había subido aquí)
Primero, en Enero fui a ver Firebirds en el marco de Teatro a Mil. Melu me la había recomendado y llame a Claudio con poco más de una hora de anticipación al comienzo de una gran carrera. Afortunadamente acepto mi propuesta a correr, a pesar de haberse sacado un pedazo de pie practicando artes marciales pocos días antes. El lugar, Plaza de Armas. Domingo de Enero y el atardecer. Seis carros corren por demostrar quien es el mejor. El problema ¡La obra se mueve! Por lo que más que ver una carrera, nosotros corríamos una improvisada competencia donde la estrategia y la velocidad eran necesarias por igual. Corriendo con Claudio por las calles del centro siguiendo una “Peach con el culo iluminado” o “Un dragón con menopausia siendo piloteado” corríamos detrás de ellos asediandolos por Tribunales, disipándonos por Huerfanos para aparecer al lado de La Moneda. Tanta gente había en esta carrera que incluso aseguró la enviada de Nike que no tiene ni un tercio en sus 21K. (aunque esto a lo más eran 2K).
Me llamo la atención que hasta los lisiados corrían una carrera, una locura por adueñarse de la ciudad en los tiempos que muchos otros querían solo escapar de ella. Yo y Claudio fuimos a enfrentar el desafío solo perdiendo un poco la vergüenza de Claudio que para apreciar mejor (y descansar el pie) debió aceptar la proposición de subirse sobre mi espalda para apreciar el final. Todos unos ganadores puesto que llegamos a ver de cerca la explosión del final y el baile “De los pikmin” que cerraban la obra. Un espectáculo verdaderamente interactivo que fue coronado con 3 horas de conversa en Manuel Montt compartiendo unas papas fritas y un par de sanwiches a las 3 a.m.
Ya mucho más reciente fue la salida a Flannery's (Me duele el bolsillo de solo nombrarlo) para disfrutar de Saint's Patrick con música Celta, baile irlandés y ver mucha gente beber cerveza verde. Ambos estábamos vestidos para la ocasión, yo de pantalón verde y camisa con rayas verdes y barbón. Claudio llevaba su barba también y su ropa negra acompañada de una... pañoleta verde ¬¬. Comí una de las papas fritas más especiales y sabrosas , me sentí en Irlanda escuchando los sonidos del bosque en un recóndito y muy groopy espacio de Santiago. La aventura llevo a Claudio a negociar prendas para camuflarse en esta ocasión y el valor elevado de la entrada se justificaba de lo mejor ese 17 de Marzo.
Quizás fue una tarea mucho menos física que la anterior pero que nos pedía las mejores puntuaciones en Carisma y percepción. Las chicas bailaban fenomenalmente y “narices” amenizo nuestra noche con su espectáculo cada momento más sorprendente. Las gaitas, la gente simpática por el exceso de alcohol y dos jugosos abstemios con pintura verde en nuestro cuerpo (Claudio se pinto la cara, yo el brazo derecho) Cerca de la una partimos de allí, donde ahora la hermana de Claudio conducía. Casi me adueño de la poderosa prenda de mi compañero de tertulias temporalmente que le provee de un +5 en tiradas con el sexo opuesto, un +3 en estilo pero finalmente no me la quiso prestar
Quijotadas o soló aventuras adolescente, lo cierto es que con ellas Claudio se esta convirtiendo en uno de esos amigos imperdibles dentro de mi calendario habitual y tomando una prioridad para conformar mi guild definitiva antes de alguna gran batalla en nuestra realidad.
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