febrero 17, 2010

No hay deuda que no se pague...

by Felipe Basualto



Deus.-
Qué diría Dios de mi reniego?
Que dirían sus palabras sobre mis penas?
Será que no dijo nada y solo juzgó mi vida
-mi perra vida-
llena de delirios de grandeza y desapego al
real derrotero de la existencia?

Que diría Dios de mi amor?
Juzgará que solo fue egoísmo
o acaso su amor es tan grande
que lo apreciara cual juego de niños?

Que diría Dios de mi angustia?
Habrá echado a correr al verdugo del karma?
será que aún no comprende mi obstinación?

En el día de mi muerte, será severo?
o mejor dicho,
¿será tan grande su benevolencia que me dará
una profunda pero fugaz alegría
y en ese momento, infinitamente extasiado pereceré?
¿o su crueldad se alzará sobre mí
y me condenará a la vida eterna?

En esas horas ¿renegará de mí
o dirá, burlesco, se todo solo fue una mala broma?




Me tomare las calles.-

Cuando el agobio y la opresión me estén matando
cuando me amedrenten en la prisión del miedo
cuando mis manos aten, amor, con amenazas
cuando me condenen así, injustamente.

Cuando ya no aguante más estar sentado
de está llorando en mi pieza, desesperado
cuando decida enfrentar a los buitres de la vida
cuando no soporte más las dictaduras.

Me tomaré las calles, caminaré por ellas
dibujaré el arrebol de tus labios
con flores de primavera.

Alzaré mi voz
y cantaré una canción
en memoria de las víctimas
del miedo y del silencio.

Y aunque mi pecho sea amenazado
por la mano con puñal,
por el fusil cargado
me da igual:
aunque muera acribillado
o apuñalado por la espalda
moriré cumpliendo mi deseo
de vivir, amar así y morir en libertad.

Me tomaré las calles, caminaré por ellas
tomaré tu mano y avanzaremos juntos
por las anchas alamedas.

Alzaré mi voz, dibujaré en el aire
la más bella consigna para que así
se nos una el mundo.

Y aunque mi pecho sea amenazado
por la mano con puñal,
por el fusil cargado
me da igual:
aunque muera acribillado
o apuñalado por la espalda
vendrán miles tras de mí
que querrán vivir así y morir en libertad.
 


-- 

"No piensen que vine a traer la paz a la tierra; no vine a traer la paz, sino la espada. Vine a poner al hijo en contra de su padre, a la hija en contra de su madre, y a la nuera en contra de su suegra" (Mateo 10: 34-35)

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