Mi primer recuerdo con la horizonte es la antigua. Esa con frases de autoayuda y que tocaba Bee Gees cada 3 temas. Me se, gracias a ello, casi todas las canciones de los Bee Gees. Mi mamá y Jorge (más Jorge que nada) la escuchaban TODO EL DIA. Noche y día, en Vitacura, Quilicura, Santiago Centro, en el taxi, en los viajes, sonaba la Radio HO-RI-ZON-TE. Definitivamente la odiaba en lo profundo de mi ser.
Cuando dejo de vivir con mi familia, el 2006, y mi otro blog describía mis lugubres días, el independizarme de mi vida escolar y pasar a los 18 a vivir solo fue como cruzar la línea que aparentemente separa el cielo y la tierra.
No fue casualidad que por ese entonces la 103.3 empezará a cambiar. Cuando ya Copano dejaba R&P y la Universidad se vislumbraba como el siguiente nivel. Ahí es cuando esta radio aparece, cuando la etiqueta de "universitario" se me colocaba.
Luego recuerdo un día en 2008, jugando con la busqueda de emisoras en un antiguo Celular, que me encuentro con la 103.3. Pense que escucharía los mismos acordes setenteros y ochenteros. Pero no. La música era bonita. Distinta y simple. Bien seleccionada. Los programas tenían contenido. Así fue que 103.3 se volvio mi emisora favorita. En las mañanas, bajando el cerro en Aurora de Chile, ponia Cereal para saber del día. En las tardes la Venganza del Pudu me acompañaba en los viajes a hacer clases particulares. Cuando me sentía agobiado en la noche, estudiando para las pruebas de calculo, de fisicoquímica, de inorgánica y de síntesis orgánica yo me abstraía con canciones intensas y poderosas, que espantaban la soledad.
No mentiré diciendo que era un fanatico y auditor permantente. Hay periodos en mi vida en la Universidad que me alejaba de la radio y me escondía en discos obsesivos. Pero también confesar que muchas de las reflexiones y caminatas de este blog se han producido escuchando ESTA radio. Una radio que tiene algo de marciana.
Si la centenaria institución radio ha sobrevivido a pesar de todos los cambios de medios y formatos es por algo: es simple y cercana. La radio (como concepto) es como ese amigo en los viajes que no te deja, es la dimensión que musicaliza la vida y te hace memorables los momentos. Pero no todas las radios son iguales, y la horizonte (la como con los amigos) es resulta única en nuestra franja de tierra larga y mente angosta.
Que una radio muera entonces, duele como la muerte de un amigo. Aunque sea como los amigos imaginarios, la radio llega dentro de uno, hasta el corazón. Muchas emisoras viven del hit barato y repetitivo, apestoso hasta decir basta. En cambio la Horizonte vista desde
cualquier ángulo esta línea siempre aparece a la altura de los ojos del
espectador. No nos subestima, nos trata como un igual. Y nos regla playlist como este.
Radio Horizonte ha sido secretamente quien me ha enseñado de música en estos años de universidad. Buscandola de cuando en vez en la red, haciendo hipervínculos y dando ese valor en los momentos precisos con la canción exacta. Una parrilla bien hecha, un equipo que transmite el amor con el que hace las cosas. Una radio que no es plana, sino que esta línea es en realidad una circunferencia en la
superficie de la Tierra centrada en el observador. En el radioescucha, en la calidad y en un concepto fresco y en la sinceridad. Algo que nos falta en la ciudad.
Y hoy termina. Se cierra y desaparece para quedar el concepto en nuestros recuerdos. Su equipo ha emigrado ya y comienzan las despedidas. El termino de cosas como estás, como la radio con la que sonorice la vida en la Universidad, nos obliga a crecer, nos golpea diciendonos "Crece, el mundo es feo y malo" y nos deja un gusto amargo en la boca. Y solo queda dar las gracias por las canciones.
Creo que no escucharé radio por varias semanas... más aún si también mi vida en la U está terminando este semestre, con el final de la tesis como próximo horizonte.
Solo puedo decir que en la radio de mi celular, el espacio de la primera emisora quedará vacío. Espero que estés contento Luksic.
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