La falta de calor

Sin quererlo ni desearlo he dejado el rol de lado, poco aporto, menos mando en el mundo que tanto amo. ¿Será que la imaginación tiene fecha de expiración?

Ayer luego de salir del PC recorrí la toma de Casa central, lugar donde me encontraba. Debo reconocer que las personas que allí he conocido tienen mas de una buena razón para estar en ese lugar “apoyando la causa”, pero también buscando un lugar donde sentirse útiles y reconfortados, lo se por que también voy allí por eso. Voy por que hay una falta e calor humano en mí, una extraña forma de melancolía de lo humano. Anita, Dennis, Rafa, Seba, Howard, Cote y tantos otros que sacrifican sus tiempos por una causa muy compleja de ganar, pero no le quita lo alcanzable, lo merecible, lo justo.

Luego me junte con mi mama, cosa que no hacia hace varias, muchas semanas. La invite a almorzar pero desde el primer momento anduve apático y reaccionario, como si su presencia me molestara. Y así lo es. Me incomoda estar con alguien tan vació y dejado estar y me duele tanto como para llorar el hecho que sea mi mama. Hubo un tiempo en que ella era activa y tenia un carácter digno de emperador. Hoy es una mujer gorda, lenta y lamentable que no quiere hacer nada por ella ni por los que alguna vez prometió proteger hasta la muerte. Eso es lo que hace la depresión, le quita el brillo de los ojos a la gente, roba sus sentimientos y los estruja hasta dejarlos literalmente secos. Se sienten bajo una soledad abrumadora, como la que mi mama experimenta segundo a segundo y que para peor solo ella puede salir de allí…

Finalmente todo quedo en pelea. Un arreglo a medias y un beso de mucho contacto y poco sentir. Partí a mi casa cabeceándome con la falta de sueño por no haber dormido en la toma. En eso LUN titulaba con la regia milf que le quiero dar Carolina Arregui declarando “Sentí fuerte la soledad” con una cara que hasta yo me sentía solo dentro del metro rodeado de gente. Por que al parecer por mas amigos le robe a facebook, por mas rodeado de gente que estemos tenemos la condena a estar solos. La soledad tenemos que aprender vivirla, con paciencia y dulzura para que la tristeza no sea capaz de encontrarnos. Una forma de capearla es buscar gente que piense como uno, una forma de sufrirla es sumergirse en la depresión, pero mi forma propia es convertirla en parte de mi decoración de cuarto y sentir que con ella nunca puedo estar verdaderamente solo.