marzo 07, 2008

Tipografía de la cultura

Concebí mis dos ultimas semanas de vacaciones como semanas de lectura, de recorrer la literatura, de recorrer el mundo, dos mundos el ficticio, entre los mundos de las páginas, los espacios del aire imaginario y los personajes intersilabarios. El Otro es mi mundo mental, empatico, personal en donde manifiesto externamente lo que aprendo del libro, del cuento, de la frase…

Leí Primero a Paul Auster con dos novelas. Ciudad de Cristal tuvo un final inesperado dentro una historia algo sórdida y sicotica. Fantasmas tenia un sicodélico nombrar, unos momentos de angustia dentro de la espera de Azul, la novela de Negro, el disfraz de Blanco, la historia de Castaño. Auster aun me cautiva, me sorprende y me mantiene atento a sus travesías interpersonales.

Historias de Almanaque de Bertolt Brech fue un descanso, donde la primera historia me gusto. La Tiza, la mujer y el ambiente donde se decide una paternidad auto asignada. Me dio un momento de Dramaturgia con Sarah Kane, una suicidada escritora que escribio Crave (Traducido como Ansia)… Me gusto el toque de teatro del Absurdo, la influencia Ionesca de la obra, donde la incomunicación es la clave de todo.

Luego Viaje a Praga, donde La Ignorancia de Milan Kundera me trasportaron a la vida de 2 emigrados y su incompleta historia de amor. Nueve Cuentos de Salinger me recordó cuanto amo El guardián entre el centeno, el uso del lenguaje cotidiano donde no da asco decir Clenex, Coca cola o Pampers. Luego conocí por medio de Adolfo Bioy Casares la historia del Ídolo, el cual intento robar mi alma al igual que a los protagonistas. El Otro lado del tiempo de Richard Bach me transporto a 1923 ¡Pero en una dimensión paralela! Breve, sintético y mágico la fantasía del escape se apodero de mí.

Lo ultimo que estoy leyendo es Los Pasos Perdidos de Alejo Carpenter, que combino con un manual de Apreciación Musical, por que el nacimiento del lenguaje, la sociedad y especialmente de la música son mucho mas contemporáneas de lo que podemos imaginar. Es muy fácil ser como Adán y darle el nombre a las cosas, por que no todo es lo mismo siempre, no todo se llama igual para todos, no toda imagen es la misma fotografía.

Otra idea que me llego es que degusto mejor los libros de la Odisea, es decir, los libros del Viaje, los Quijotezcos, los de travesías interminables, de búsquedas y aventuras donde el camino sea la prueba. Creo que la vida tiene un sentido mas lejano dado entre Amor, Juego, Muerte, Trabajo y Viajar, así es, ya que los cinco conjugan la trascendencia, conjugan lo que realmente somos en cada momento. Las acciones que viven infinitos personajes detrás de inconmensurables páginas de voluptuosos textos de los mas recónditos lenguajes.

El leer, en verdad el recorrer las palabras a través de las horas, de compartir los fuertes deseos, convicciones, vivencias de ellos, caminar entre los párrafos con esas personas me hace conocer más cosas de las que podría vivir. Conocer otros tiempos, conocer otros mundos y conocer otros Martin.

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