febrero 09, 2013

Siluetas del Vestido Rojo y tacones que suenan

"Algunas cosas del pasado desaparecieron pero otras abren una brecha al futuro y son las que quiero rescatar."
M.B.


Hay personas que están llenas de dudas, otras que están llenas de certezas. Pero hay otras que están repletas de vida. Y esas son las que importan. Gente rara, con corazón y que hace el mundo un lugar más especial. Leyla es una de ellas. 



Este es el trozo de la historia de una chica. Una chica que tiene algo... no se, mágico a su alrededor. Como Galeano, Benedetti y García Marquez. Como Borges, aunque Jonás lo encuentre un fascista. Así de mágica. Latina y Mágica.
Probablemente nació en un día como hoy: nublado en verano y claramente la noche con una roja luna enorme sobre la ciudad en 1986. Un día y un año después de la muerte de Patricio Manzano. Significativo como lo es hoy Leyla, una de esas personas que tiene historias, corazón y tiempo para todos. Tanto que es capaz de cruzar la ciudad más de 5 veces en un mismo día. Ella viene de un lugar peligroso de la ciudad, donde las oportunidades son pocas y las deudas muchas. Ella, probablemente tuvo una juventud movida, en un colegio publico, haciendo canticos y chacones, discutiendo la profundidad de las acciones de las personas y buscando, como muchos, la felicidad en su vida. Pero como muchas otras veces, está es esquiva.

Antes de conocerla, cuando ella era apenas una mayor de edad anduvo por la Universidad Diego Portales. Luego tuvo la posibilidad de viajar al hemisferio norte a una nación cuya salud es de las mejores del mundo. Pero la medicina no era para ella, quizás porque otras fuerzas ya sabían que encontraría sus vocaciones en la ciencia y no en solo la salud. Es que con una mirada perspicaz, una mente astuta y una capacidad analítica muy especial, ella encontró en la Farmacia. Y desde aquí puedo hablar con un poco más de propiedad.

A Leyla la conocí en la Facultad. Como a muchas otras personas. Leyla entro el año 2010, junto con la "Generación Bicentenario" que entro a renovar las aulas de Bello un año antes del Gran Paro. Ella pertenecía hace un buen tiempo a las Juventudes Comunistas y llego a participar de la política local desde un comienzo. Pero si hubiese quedado solo en lo político este post no existiría.



A Leyla la conocí primero por las voces, voces fuertes y sonorás que hablaban de "La Comunista de Cs. Químicas" y que hacían indicar que sería un problema para un proyecto de Facultad que está en continua formación. Luego la conocí por los reflejos "Leyla Olguin es la mechona más cariñosa de todas" "Leyla es una tipa que habla mucho y es pesada" "¿Conoces a ... Leyla?" y yo aún no le había visto su rostro blanco como el armiño, su pelo azabache, sus delicadas manos y mucho menos su melodiosa voz. Seguía siendo un vociferante y sinuoso reflejo en los pasillos... Mientras las cosas aún no ocurrian.

Recuerdo que en 2010 cuando fueron las elecciones FECH vi su rostro. Recuerdo que armamos un Simposio político un sábado en la mañana para poner ideas sobre la facultad. Llego todo el lote... y ella. Con mucho carácter y buenas ideas. Pero había una incomoda sensación en el aire, de amenaza, como en las guerras. Como ese olor a sangre que se describe en las peliculas, o ese perfume de mujer que sabemos que no debemos seguir pero que hace que nuestros pies caminen solos entre la intriga y la seducción. Es que las hipnoticas, por decirlo suave, manos de Leyla al hablar tienen algo que convence a cualquiera. Algo que es capaz de lograr cualquier cosa. Y asi fue que luego de una campaña verdaderamente tensa, Leyla fue Concejera FECH el 2011 y fue primera mayoría... Sin saber lo que pasaría después.

El 2011 fue un año especial. Diferente. El Movimiento Estudiantil se tomo las calles y dio espacio a muchos para poder hacer algo que no se suele hacer entre los ramos: Sentir que queremos hacer de verdad... Desde las primeras asambleas que comenzamos a ver un poco de la verdaderas Leyla. No ese mito convativo, con tacos que suenan a dictadura o sombras que carga la hoz y el martillo y que la Jota tan bien personifica. No. El dejar que todos sintieramos al otro como un igual en una lucha mucho mayor y más significativa que cualquiera de las cosas que habitualmente peleamos en la Universidad hizo una fractura en el prejuicio del grupo y configuro una forma de verla de verdad.

Pero también el sentir llevo a Leyla a reconfiguarse. A quitarle el halo metálico y oxidado de su vestido que tiene cada día que pasa más brillo y dignidad. Palomas y Laureles. Y a descubrir nuevas personas con las cuales tenía mucho más en comun de lo que todos pensamos. Fue en parte abrir la muralla. Dejar pasar todo para aprender de ella y cambiar el mundo.


Luego de eso yo me acerque también a ella. Y descubrí una enorme amiga. De esas que no les importa la hora para conversar, que saben el valor de hacerse el tiempo, de tomar la aventura y de hacerse respetar. De esas amigas que a medida que pasan los días van permeando tu vida, y tus propios amigos. Y van construyendo lazos e historias dignas de contarse en un bar con una cerveza todas las noches. Historias como Donde está la lista G, como saber de sus amores, de encontrar con quien discutir y ser vencido, su campaña de senadora, con yerba fresca para las creaciones políqueras y caminatas por lo largo de la ciudad, de una Universidad en redifición y de una sociedad donde hacerse un lugar es una tarea colectiva. Una amiga de encuentros, claveles y rosas.

Hoy a Leyla la considero una gran amiga. De esas que tiene una estrellita en el celular. De aquellas que me encuentro en todas partes y con quien salen ideas comunes (como ahora CiudadAtomica donde colaborará). A pesar que tiene mucha más experiencia de vida que yo, creo que a muchos nos generá una sensación de protección y resguardo. Sabemos que hay que cuidarla para lo que viene. Hay que escucharla y tenerla cerca. Ya que está repleta de colores...

Luz, Sinceridad y poesía. Feminidad, risas y lentes.

Como un Ruiseñor, Leyla dejo de ser siluetas y ruidos para hacerse hechos, acciones, figuras, momentos e historias. Para durante para mi algo más de 2 años y para el mundo exactamente 26 ella sea una de esas personas que no pasa desapercibida, ni con sus tacones de mujer latina, ni con su vestido rojo.



Feliz cumpleaños veintiseis Leyla.

2 comentarios:

  1. Oh, no se agregó mi comentario de anoche :c.
    Me quedé sin palabras y con la idea de ojalá llenar esas impresiones que tienes de mí, dando vueltas.
    Aprecio mucho este gesto -y los otros-, Martín, eres un lindo amigo, a pesar de los pronósticos iniciales de cuando nos conocimos, hahahaha. Se te quiere.

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Hackear el marciano

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