septiembre 19, 2012

Termine (de leer) una novela


Hace muchos meses (desde el verano del 2011) que no terminaba de leer una novela. Tengo como 7 a medio leer y simplemente las veía al costado de mi cama, cada noche que llegaba a casa, que tenían sus marcadores encima, sin terminarse. La victoriosa novela es una de la cual ya había hablado en el blog “De que hablo cuando hablo de correr” que me presto hace mucho tiempo Claudio. Quizás por la misma prosa de Murakami que termino escribiendo una entrada como esta, como una señal de intertexto entre su memoria de corredor y la mía de lector.


Hay muchas cosas que no había hecho en un largo tiempo. Como volver a jugar cartas pokemon. Desde Abril del 2005 que no volvía al mundo de los juegos de cartas. Fue una decisión dificil en ese entonces, pero es algo que me gusta hacer, como a Murakami correr. Al igual que Haruki corro, pero para nada de manera profesional. Esos trotes matutinos que describe nunca han sido parte de mi experiencia. No me imagino corriendo durante 25 años todos los días ni nadando todas las semanas como el Prof. Gerald, que lleva 20 años asistiendo a la Piscina escolar. De cierta manera el deporte nunca me ha sido <una seda>.

Volviendo a las cosas que no hacia hace mucho, el acto de leer literatura me satisface algo dentro de la guata. Una sensación de identificación, narración y visión profunda que no siento todos los días. En mi paso por la Universidad mi frecuencia de lector ha sido menor, o al menos así lo pienso. He leído muchas más cosas: Blogs, papers, revistas, pero los libros pasaron a un segundo plano y “hacerme el tiempo” ha sido tema. De todas maneras si lograba dar con algún titulo atractivo en mis manos no podía dejar de comprarlo si tenía dinero en ese momento.

Otra conclusión que llegue ayer, mientras caminaba por la ciudad, es que requiero de espacios de soledad para encontrarme y converger. Muchas veces utilizo el pretexto de “hacer cosas” para escapar de mi mismo; escapar de las cosas que quiero hacer, me gustan hacer poniendo a otros por sobre mi. Recientemente eso mermo mi animo duramente, ensimismandome en un halo de pesadumbre y achaques donde mi corazón se quejaba incansablemente de lo insuficiente que soy. En el libro que acabo de terminar el autor da con la clave, al indicar que si nos ponemos a enumerar lo que hacemos mal o consideramos insuficiente no terminamos nunca, pero tenemos algo de bueno.

Y esas cosas buenas son con las cuales hay que defenderse en la vida, en la marcha de los normales que cruzan el día. Como siempre, tengo ganas de hacer la diferencia en mis pasos y días y esa pesadumbre que había sentido estás últimas dos semanas me impedía ver claramente las cosas. Tanto que deje de dar saludos relevantes para personas que quiero mucho.

Como Haruki describe, hay momentos en que de tanto correr el cuerpo nos sorprende con achaques, fundamentalmente al terminar las carreras. Terminar procesos nos hace un pull-on interior que nos coloca a la defensiva cuando no los asimilamos bien. Tenemos que tomar los pasos siguientes delicadamente, pero sin el miedo a equivocarnos. He ahí el meollo de los pasos en una carrera. Y siguiendo lo que describe el autor, hay que sentirse bien para emprender otra carrera, colocarnos nuestros implementos y comenzar a andar.

Haruki Murakami termina su novela evocando un modelo de epitafío, siendo consciente que no superará del 2100 su vida. Lo cierto que su obra y sus pasos dejan huellas profundas en la cultura e inspiran a seguir corriendo carreras a quienes nos gusta buscar nuestros límites, especialmente cuando sentimos que correr pierde un poco el sentido.

1 comentario:

  1. Anónimo22.9.12

    Sí, a veces es necesario escaparse del mundo para estar con uno mismo. Lo malo es que siempre se deja en el fondo de la lista de prioridades.
    Me alegro que lo vuelvas a hacer.
    :)

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 Porque dejar que las cosas buenas se vayan. O quizás, es tiempo de regresar al texto. 

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