septiembre 05, 2011

Vive rápido, muere joven... y tu cadáver será bello.

Cuando pensamos en nuestra vida, dejamos fuera la idea de muerte, a pesar de ser la idea más segura, la única con probabilidad 1. Escapamos de nuestro destino constantemente, por naturaleza, por necesidad pensando que mañana vamos a estar y sin tener la certeza de que así sea completamente.



Cosas como la tragedia de Juan Fernandez nos conmocionan, quizás mucho más que los 81 calcinados de la Carcel de San Miguel, que la muerte de Manuel, que los cientos de muertos luego del terremoto, que el atentado en el Metro de Plaza Maipu ¿Porqué esta más que las otras muertes? Porque es (era) parte de nuestra cotidianidad ver a Felipe Camiroaga, de escuchar de él en las radios, verlo en fotografías con sus halcones en los kioscos del centro, de sentirnos en parte identificados con un personaje de la televisión chilena.


Sinceramente, me alegro que Felipe Camiroaga haya muerto en uno de sus lugares favoritos, se haya saltado la vejez y que los otros 20 hayan muerto junto a él instantáneamente, aunque no me conmocionan ni con el morbo de la muerte ni la mediaticidad del hecho.

Recuerdo cuando tenia 11 años y veía el Pase lo que Pase cuando llegaba a casa, me tiraba en el sillón del living a reírme con los personajes de Julian, con los chascarros de Karen, con los comentarios chistosos y los scketch de Felipe. Cosas que nos dieron una cierta visión de mundo, una lectura de las cosas que pasaban en el día, en lo cotidiano. Nos conquistaba el personaje con sus entrevistas, con su personalidad y encanto. Y ese encanto es que el sabemos que ya no estará....


Algo similar me paso cuando Carolina Fadic falleció el día de la raza del 2002. Fue inesperado y sorpresivo, fue injusto. Pero así es la vida. Por diversos motivos pensé otras cosas el 5 de Junio del 10'. Quizás es el hecho de morir joven, de dejar la vida en pleno... algo que siento que me pasará a mi.


La primera vez que escuche la frase "Vive rápido, muere joven... y tu cadaver será bello" fue en Eerie, Indiana en un episodio donde un chico muy popular y engreído escapaba de los automoviles hasta que uno lo atropello, muriendo instantáneamente. Desde ese capitulo que cada vez que escucho esa frase un escalofrío recorre todo mi cuerpo como si se tratase de una verdad insoslayable. En ese entonces no me proyectaba como soy hoy y menos aún como alguien tan ocupado (si siempre muy acelerado, incluso recuerdo a mi mamá molestandome con esto) Quizás es uno de mis temores más latentes, pero como ya todos sabemos, nadie tiene el mañana asegurado. 

La muerte es una tenebrosa y asombrosa amenaza, una especial garantía,  una que nos conmociona más por lo mediatico de los personajes que por la muerte misma. Una que sale de nuestra racionalidad, de nuestra concepción concreta y absoluta y que por ello recurrimos a videntes, a los mitos, a la especulación y la conspiración...

... conspiraciones del destino, como la de ahora en que aparece Gustavo, con quien me acercaré caminando al cementerio. Tan paradójico todo hoy (como siempre). Espero que no sea un último camino, o al menos, como todos, espero que siga siendo igual que siempre.

1 comentario:

  1. sabes que escupiré en la tumba si mueres joven, te advierto

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el constructivismo utópico, la épica delirante

 Porque dejar que las cosas buenas se vayan. O quizás, es tiempo de regresar al texto. 

Hackear el marciano

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